En lengua habíamos trabajado en grupos, cada uno sobre un Dios de la mitología griega. Luego de eso, juntamos a dos o tres Dioses en un grupo e inventamos una historia con las características que tiene un mito. Yo trabajé con Sol, Rocco, Abril, Celeste, Luka y Octavio, sobre Baco, Perséfone y Atenea:
Atenea esperaba en su carruaje la llegada de su amiga, Perséfone. Las dos habían nacido y crecido juntas. El problema empezó cuando en su adolescencia, Perséfone es raptada por Hades y condenada a vivir una mitad del año en el inframundo. Pero ahora eso no importaba, porque las dos volvían a tener seis meses para disfrutar juntas.
No perdieron tiempo y empezaron a hacer las cosas que solían hacer todos los años, desde crear prendas para fiestas hasta sentarse horas hablando de sus hazañas (Atenea sobre sus estrategias de guerra, y Perséfone sobre su vida bajo la tierra).
Al quinto mes, mientras iban caminando por el bosque en su último mes de gran fertilidad (ya que la Diosa de la fertilidad, Perséfone, se estaba por ir), se detuvieron para comer manzanas. Pero lo que ellas ignoraban era que estas eran alucinógenas y que dentro de un rato no iban a estar del todo cuerdas.
En eso una carreta de mal aspecto, con un dueño de aún peor, pasa cerca de ellas. Pero lo que cualquier persona en estado de sobriedad hubiera visto sobre aquel individuo, para ellas era totalmente lo contrario. Apenas vieron al señor, borracho y bastante mayor que ellas, se enamoraron profundamente. Pero en cuanto cada una expresó lo que sentía, pareció que se habían olvidado de toda su amistad.
Ya ni siquiera se hablaban, ni se miraban. Todo había cambiado. Cada una usaba sus estrategias para conquistar a Baco, y a este no le importaba nada más que tomar vino.
El tiempo había pasado y solo quedaba un día antes de que Perséfone tuviera que volver al inframundo. Por eso la esposa de Hades tenía que pensar en algo, porque no podía dejar ganar a Atenea. Luego de sentarse toda la mañana a pensar, se le ocurrió una gran idea. Ya que Baco era un amante del vino ella le conseguiría el mejor que podía existir. Y lo hizo, para la noche ya lo había conseguido y iba en camino a la casa de Baco. Pero Atenea, quien se había enterado, no iba dejar que llegue a su destino: Se escondió entre los arbustos y en cuanto llegó Perséfone la atacó, clavándole una daga por la espalda.
Fue recién cuando Perséfone cae muerta en el suelo, que el efecto de la manzana se fue completamente. Atenea se pone a llorar y abraza al cuerpo inmóvil de una persona que alguna vez había sido su mejor amiga. Llora y llora, por horas, por días y por semanas. Hasta que un día se ahoga en su llanto. Desde ese día existen lagos escondidos entre montañas, esperando alguna vez ser vistos.
